TEATRO CAMARIN DE LAS MUSAS
Mario Bravo 960
Jueves 21:00 hs. Reservas 4862 - 0655
Proyecto ganador del PREMIO F a las ARTES 2006 - CATEGORÍA TEATRO
1º Premio Concurso Colihue Dramaturgia 2008
Nominado Premio Clarín 2007 Mejor Autor Argentino
Nominado Premio Florencio Sanchez Mejor Obra Dramática 2007

Ficha Técnica




con
Patricio Abadi
Eduardo Misch
Federico Pavlovsky



Diseño Escenográfico , lumínico y sonoro
Susana Torres Molina / Marcelo Mangone
Realización Audiovisual
Lucrecia Oviedo / Rocío Calari / Lisandro Colabelardino
Asesoramiento en escenografía
Jorgelina Herero Pons
Realización Esceonográfica
Eduardo Manfredi
Diseño Gráfico
STM / MM

Asistencia de Dirección
Fiorella Cominetti

Dirección
Susana Torres Molina / Marcelo Mangone

Reseña del espectáculo


El cuerpo es la intención, el proceso, el resultado.
La exploración dramática partió de un texto previo, escrito por la autora, el Manifiesto apócrifo de Rudolf S. (artista austriaco que formó parte del accionismo vienés, movimiento muy transgresor del body art, que tuvo lugar entre 1965-1970) Ahí él anticipa sus intenciones de “saltar al vacío” y de experimentar su cuerpo como ritual. Se intenta confrontar esa poética exacerbada con las manifestaciones de los tres actores, que exponen -desde un espacio íntimo, confesional- sus descubrimientos, en cuanto a ese Cuerpo que se les revela ajeno, asombroso e inquietante por su autonomía. Y que parece empeñado en susurrarles al oído: El drama es siempre el mismo y para todos.

Los actores dan cuenta de los interrogantes, las dudas, las discrepancias con que se enfrentan ante el encare del Manifiesto de Rudolf Schwarzkogler. ¿Cuál es el límite del arte? ¿Verdad o simulacro? Y ante la problemática de sus propios cuerpos “domesticados”. Cada uno de ellos expresa distintos puntos de vista, desde lo psicológico, lo estético, lo ético, y también desde sus experiencias “personales”. Se utiliza material fílmico de los accionistas vieneses y de acciones creadas para este espectáculo. El eje temático es siempre el cuerpo y el arte con sus múltiples resonancias y conexiones. Realidad y ficción, entrelazadas, para dar a luz un hecho artístico, que no es del todo, ni lo uno ni lo otro.

Partimos de la base de lo rizomático, en donde la organización de los elementos no sigue líneas de subordinación jerárquica sino que cualquier elemento puede afectar o incidir en cualquier otro. Todo cambia y nada cambia a la vez, es el actor que le da vida al espacio y lo modifica.









EL CUERPO Y EL ARTE UN PROBLEMA EXISTENCIAL. Silvina Sanchez Urite




Las primeras dos palabras que escuchamos de los actores en esta obra son dos: el cuerpo. Ocurre que de eso se trata la pieza; de la relación del cuerpo con el arte, y del cuerpo en si mismo.

A través de un Manifiesto que consta de nueve partes, al estilo de Vigilar y castigar, los tres actores van a ir narrando su propia relación con el cuerpo: el cuerpo medicalizado, el cuerpo erotizado, el cuerpo publicitado, el cuerpo intoxicado.
Aquí se trata de poner en funcionamiento el cuerpo masculino en todas sus vivencias: el amor y el sexo; el alcohol y las drogas; la muerte y la angustia; el dolor y el suicidio.

Decimos que la obra tiene relación con la obra de Foucault porque desoculta el lado perverso y "no políticamente correcto" del cuerpo del varón dentro de las situaciones limites antes mencionadas. Pero también aparece el fantasma del arte. Luego de haber atravesado un siglo XX, plagado de revoluciones y revulsiones, los actores se preguntan: ¿Qué es arte hoy?

¿Es arte cualquier cosa que es realizada en un escenario, o en un museo? Y si esas intervenciones podrían ser consideradas, en la vía pública, como delito o locura ¿sigue siendo arte?

En relación a los Manifiestos de un tal Rudolf S, se producen las reflexiones. Este personaje esta cabalmente interpretado por Eduardo Misch. Del pensamiento del "vanguardista austriaco"- apócrifo- se disparan los relatos y las acciones corporales de los otros dos actores.

La obra no busca el tono solemne, sino todo lo contrario. Es una aproximación al fenómeno de la ontología del arte y del cuerpo, en clave de farsa. Por eso, la escena del baile desenfrenado de los tres personajes es de antología.

La puesta es austera y está acompañada por un video sobre Rudolf, muy logrado estéticamente. Los tres actores (Eduardo Misch, Federico Pavlovsky y Patricio Abadi) se lucen con sus interpretaciones de hechos cotidianos. Han "hecho carne" los textos de Susana Torres Molina como si fueran propios. Marcelo Mangone ha aportado el ingrediente de masculinidad a la dirección de una obra escrita por una mujer.

La pregunta ¿Qué es el cuerpo? gira alrededor de toda la pieza. Si usted decide verla conocerá las respuestas de los actores y los directores a este problema.

EL LENGUAJE Y LA ACCION DE LOS CUERPOS. Carlos Pacheco. La Nación




El desarrollo de esta investigación tuvo su punto de partida en un texto de la propia autora, Manifiesto apócrifo de Rudolf S. , donde reparó en ciertas producciones del artista austríaco que formaba parte del accionismo vienés, un movimiento que, entre 1965 y 1970, desarrolló una serie de performances en las que el cuerpo de un individuo era el centro y, por ende, el gran protagonista de un acto casi ritual.

En su nueva propuesta teatral, Susana Torres Molina, acompañada en la dirección por Marcelo Mangone, decide confrontar su primer texto con aquellas propuestas europeas y, a la vez, con las experiencias personales de tres intérpretes que, en escena, podrán guiar al espectador para que observe algunas imágenes de las expresiones vienesas, se detenga en sus relatos individuales y, siempre, repare en que una fuerte intencionalidad guiará los discursos, ya sean verbales o surjan de las imágenes en video.

Sensibilidad

Los tres actores -Patricio Abadi, Eduardo Misch, Federico Pavlovsky- van construyendo un mundo muy sensible que, inevitablemente, movilizará la atención del espectador. Toda la propuesta está cargada de una fuerte tensión porque verdaderamente esos cuerpos siempre vestidos (a diferencia de los que proyecta el video) logran desarrollar una singular expresividad que irá operando de a poco sobre la platea. Humor, angustia, ternura o agresividad irán cayendo al espacio escénico, demostrando que esos cuerpos pueden dejarse atravesar por esas manifestaciones y aún seguir provocándose y provocando y, también, proyectando pensamiento.

Técnicamente, el espectáculo está construido con gran refinamiento, lo que también es efectivo, porque cada pequeño desplazamiento en escena, las variables de luz, las imágenes que aparecen o la música aportan para que la experiencia resulte sumamente movilizadora.

PONER EL CUERPO. Crítica Marcelo Saltal Revista El Abasto




Poner el cuerpo
La reconocida teatrista Susana Torres Molina estrenó hace muy poco tiempo una nueva obra surgida de su pluma, Manifiesto vs. Manifiesto. El germen de esta creación fue la experiencia del artista austríaco Rudolf Schwarzkogler que formaba parte del movimiento accionista vienés. Este artista experimentaba a través de su cuerpo a modo de ritual. Con estos antecedentes y con el texto previo de la autora, el Manifiesto apócrifo de Rudolf S., surge esta nueva experiencia teatral. En la que Torres Molina decide compartir la experiencia de dirigir un texto suyo con el director Marcelo Mangone. La obra tiene una fuerte base verbal, esto es casi el sostén de todo el espectáculo, más las imágenes proyectadas en un monitor de las expresiones corporales rituales de este movimiento vienés. Al mismo tiempo, los actores van exponiendo sus propios descubrimientos a cuanto a sus cuerpos y esto es el gran disparador para que en función del uso de sus masas corporales en sus vidas cotidianas comiencen a desgranar una serie de especulaciones acerca del arte y del cuerpo mismo. Este espectáculo gira en torno acerca de ciertos temas bastantes metafísicos, si se quiere… Una vez terminado y cuando se sale de la sala uno se pregunta ¿somos nuestro propio cuerpo? ¿Acaso la mirada, la palabra no forman también parte de nuestra propia personalidad la que a su vez se ha alojado en nuestros cuerpos mismos? Esto y quizá otra serie de interrogantes pueda realizarse uno luego de haber visto Manifiesto vs. Manifiesto y esto es, quizás, el hallazgo más interesante de esta propuesta teatral: la serie de preguntas que puede generar en el espectador, ya que esta obra aborda el tema del ser y de la creación. Sin olvidar también de destacar que Susana Torres Molina y Marcelo Mangone han sabido encontrar a través de la vehiculización de la palabra en los tres actores la necesaria cuota de humor y ternura que el público tanto disfruta.